El juego es una actividad natural para los niños. Niños en todas las regiones y de todas las culturas del mundo se dedican al juego, y esto siempre ha sido así. Los juguetes más tempranos se formaron utilizando piedras, palos y arcilla. Se han descubierto juguetes de la civilización que prosperaba en el valle del indo (3000-1500 a. de C.). Los niños de esa civilización jugaban con pequeñas carretillas, silbatos en la forma de pájaros, y monos que se deslizaban por un hilo.
Los padres saben que el juego es una actividad positiva para los niños. Cuando están jugando, los niños se mantienen ocupados y también se entretienen. Asimismo, ver a su hijo sonreír y divertirse provoca en usted alegría y satisfacción. Lo que usted posiblemente no sepa o que no siempre recuerde es precisamente cómo el juego contribuye al desarrollo de su hijo.
El juego es esencial para el crecimiento y desarrollo de un niño. Forma la base de las destrezas que su hijo desarrollará y aplicará posteriormente en la vida. El juego es la forma en que los niños aprenden: llegan a conocer y comprender el mundo que les rodea y la forma en que ellos interactúan con él.
Los niños aprenden moviendo, tocando, saboreando, viendo, oliendo y oyendo. Los bebés no necesariamente “juegan” — de la manera en que nosotros conceptualizamos el juego — sino hasta que pueden caminar y moverse libremente. No obstante, sí aprenden mediante las interacciones que tienen con sus padres y otras personas. Los bebés aprenden el lenguaje al escucharlo cuando se les habla. Cuando los responsables de su cuidado hablan a los bebés y responden a ellos, los bebés comienzan a comprender cómo pueden actuar para obtener lo que desean. Casi todo lo que hacen los bebés les devuelve información útil. Saben que si lloran, se les dará de comer o se les cambiará el pañal. Si tiran al suelo un objeto, alguien lo recogerá. Si mueven un sonajero, oirán un sonido. Los bebés aprenden que efectivamente tienen “poder”. Pueden hacer que sucedan cosas.
Tan pronto como los niños pueden gatear y caminar, comienzan a explorar su ambiente y “jugar”. El juego de los niños en edad preescolar se transforma en una forma de imitar las experiencias de la vida real y de practicar sus destrezas sociales a medida que comienzan a jugar con otros niños. De la edad escolar en adelante, el juego asume la forma de actividades más formales (juegos con reglas y juegos competitivos), y puede ser una forma importante de conocer gente y hacer amistades.
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